lunes, 28 de mayo de 2007

Piedras


Un amigo muy querido me dijo un día:
" No me gusta hacer fotos de mis viajes, prefiero recordarlos".
Quienes me conocen saben que tengo mala memoria.
Será por éso que tengo la manía de llevarme piedras y conchas. Dependiendo del tiempo del que disponga, hago una lenta y minuciosa selección o bien abro la puerta del coche y sin bajarme, me agacho a cogerla.
Cuando llego a casa, las lavo y las guardo detrás de un cristal.
Hay días, como hoy, que me paso horas mirándolas.Posted by Picasa

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Seria muy bonito conservar los buenos recuerdos en un cristal sin nada que los cambie y evocarlos tal como fueron. Depende del material del que esten constituido los recuerdos y el espesor del capa protectora de cristal para que permanezcan inalterables por mayor o menor tiempo, o se deterioren perdiendo su belleza o bien evolucionen hacia nuevas formas distintas con una belleza distinta como las piedras.

a-escena dijo...

Aún protegidas por un cristal, por muy duro que sea, cogen polvo.
De vez en cuando hay que quitárselo, pues pierden todo su brillo.
Si le dedicas el tiempo suficiente, vuelven a relucir preciosas.

Anónimo dijo...

En ningún momento perderán las piedras su poder evocador y es muy bonito cuidarlas en el presente para que sigan permaneciendo con el aspecto que nos gusta y nos trae tan gratos recuerdos.

a-escena dijo...

Entonces, claro, esos recuerdos dejarán de llamarse como tales.
Habría que ponerles nombre...

Extraescolares Rábida dijo...

Querida pez sin agua, yo también tengo mis piedras. Supongo que todos las tenemos, aunque no todos sea de forma tan física, y es que algunas veces las piedras son como pilares que te sostienen. Hace 18 años tuve que salir de mi Asturias natal en busca de trabajo y me vine al Sur, mi segunda tierra. En mi equipaje metí dos piedras, la primera es una piedra erosionada por el viento y el mar de uno de los acantilados cercanos al Cabo de Peñas, cuando la miro me reencuentro con la paz y la fuerza del Cantábrico; la segunda es un trozo de hulla, brillante y tan compacta que parece azabache, en ella están mis orígenes, mi tierra minera, que me ayuda a no bajar la cabeza ante las injusticias.
Son dos compañeras de viaje maravillosas que hacen salir de mí lo mejor cuando estoy cansada.

a-escena dijo...

Las piedras ayudan a conservar los recuerdos, verdad?. Me alegra coincidir contigo en nuestro gusto por ellas. Un abrazo.