Lo sé, lo he visto. Ahí está el faro. El que te indica el camino para no chocarte contra las rocas, para no perderte en medio del mar y después no saber volver a casa.
Lo miraré fijamente cuando esté el mar peligroso.
Cuando sea capaz de nadar libre, al ritmo de las olas, sólo lo haré de reojo.
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1 comentario:
Bien hecho. Nunca hay que dudar de las propias posibilidades...
Si es que tenemos más de las que nos pensamos...
Besote.
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